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SIGAMOS EN EL CUERPO
Hace ya
unas semanas me propuse un reto: probar mi trabajo de corporalidad con niños de
4 años.
Hablé
de la idea con la profesora de infantil de un colegio público y se mostró encantada. Tiene 26 alumnos de 4
años y me cedió un espacio de dos
horas en mitad de su jornada escolar.
Preparé la sesión dando un paseo, como siempre hago, y allá me
fui con todas mis ganas y mi música.
Quería explorar con ellos los diferentes centros de energía y su significado en el
cuerpo. He planteado este trabajo con adultos y había tenido grupos de niños en gestión emocional y creatividad, pero esta era la primera vez que me proponía mezclarlo todo.
Para hacérselo más asequible en forma de cuento decidí apelar a que tenemos
un arco iris que baila dentro de nosotros (cada centro se relaciona con uno de
los colores del arco iris y se trabaja con un movimiento concreto).